Para quienes compartimos la pasión de la fotografía es gratificante apreciar, durante un fin de semana, cada dos años, el espectáculo de esta ciudad invadida de hombres y mujeres que con chalecos y cámaras al hombro, buscan aprehender lugares de esta capital. Sitios recién construidos que sugieren un sentido de pertenencia, y aquellos que con el paso del tiempo y del progreso, podrían desaparecer. De tal modo, un fotógrafo al capturar con la cámara instantes de esta vida citadina, contribuye de alguna manera a la recuperación de nuestro patrimonio visual. En esos días, durante la FOTOMARATÓN –Edición 2003 Ojo con la Ciudad- fotógrafos profesionales y aficionados invadieron nuestras calles.
Durante ese fin de semana, mientras los participantes observaban hasta los más ínfimos detalles de la ciudad, un helicóptero con cámara fotográfica incorporada se desplazaba por los cielos citadinos. Se trataba del aparato piloteado por Carlos Hoyos, el colombiano residente en Los Ángeles (California), donde se ha destacado por captar imágenes aéreas de los lugares que le son gratos. Él hizo parte de la FOTOMARATÓN, a través del seguimiento de algunos de los fotógrafos que intervinieron en el certamen.
Después, las miles de imágenes captadas, se convirtieron en la difícil tarea para el jurado de selección conformado por María Cristina Pignalosa periodista cultural de El Tiempo; Ana María Lozano, curadora e investigadora de arte; Jaime Cerón, gerente de Artes Plásticas del Instituto Distrital de Cultura y Turismo; José Ignacio Roca, director de Artes Plásticas de la Biblioteca Luis Ángel Arango y Alberto Baraya, fotógrafo residenciado en España.