Desde los 18 años Carmen dedicó su vida a la salud y la educación, pues estaba segura de que estos eran pilares fundamentales para el desarrollo social. Con proyectos como “Gota de Leche” y poco después “La Estrella de Caridad”, sirvió a niños y madres especialmente con temas de privación de la nutrición.
Su amor por el servicio social era tan grande que no se detuvo con estos dos proyectos, se unió con su hermana Esther y un grupo de amigas, para ser voluntarias apoyando al cuerpo médico local conformando un grupo de enfermeras. El mismo año, fundó el “Club de tenis” pensando en quienes con pocos recursos estudiaban y necesitaban tener acceso al deporte.
Prosiguió con su entrega a la sociedad formando parte del grupo promotor de la Liga Antituberculosa en su ciudad, Barranquilla. También, se empeñó en la construcción del Sanatorio Preventivo para Niños batiendo récords con una labor difícil y extenuante, que dio como resultado un edificio para su atención.
Inició una campaña pro-teatro en Barranquilla por medio de la “Sociedad de Mejoras Públicas” dedicándose de frente a las finanzas. Con su especial sensibilidad por las artes, organizó los festivales de Teatro Costeño con jornadas muy activas que reflejaban su dinamismo. Con el Club de Jardinería adelantó exposiciones locales y nacionales.
En 1978, junto a su hermana Esther, cedió a la comunidad su mansión para que fuera el Museo Romántico, con el que aseguraba una labor cultural y cívica permanente y en el que tiempo después se mantuvieron elementos que hacen parte de la historia de su región.
Toda su historia de trabajo con y por la comunidad la hicieron merecedora del 1° Premio Cafam a la Mujer, sus ambiciosos planes de servicio a la comunidad, obras de infraestructura, escuelas y servicios, llegaron a dónde más eran esperados.