Algunos currículum parecen forjarse en torno a condecoraciones académicas, no es el caso de Sfhir. Fascinado por el dibujo desde niño, sus inicios en el graffiti se remontan a 1995, cuando con catorce años es expulsado del instituto por ser descubierto pintando con spray. De vuelta a las aulas, su profesor de arte le impone una paradójica sanción: le insta a que repita la obra, esta vez en el muro del instituto y con la aprobación del centro. La mística de lo prohibido y el arte como vehículo de expresión libre serán las únicas pautas que le guiarán para canalizar sus inquietudes.
En sus obras combina el graffiti con herramientas variadas como aerógrafos, pistolas, pinceles o rodillos. La exploración artística es la clave de su evolución; lejos de encorsetarse en etiquetas artísticas concretas cada nuevo proyecto es una ruptura y un nuevo aprendizaje. Obras realizadas exclusivamente en bolígrafo sobre papel (Boligraff), uso de técnicas mixtas y fuego sobre madera (Más madera, Ánimas...) o ilustraciones efímeras realizadas con punteros láser que se desvanecen, agónicas, a la vez que se están creando en un juego literario (Lumen) son solo algunos ejemplos de la diversidad que abarca la obra de Sfhir.