La chagra, más que un método de cultivo, es un testimonio vivo de la profunda relación entre las comunidades indígenas y la tierra que han cultivado.
El proyecto desarrollado con Asopamurimajsa apoyó la recuperación de saberes ancestrales a través de la chagra indígena, e inspiró la participación de las y los jóvenes en las dinámicas propias de su cultura.